Soy una
convencida que ellos tienen alma y espíritu, al igual que nosotros, tal vez no
tengan un vocabulario tan extenso como el nuestro o un cerebro tan desarrollado
como el nuestro, pero eso no cambia o no discrimina para que sean poseedores de
una mente, de emociones, de espíritu, de alma y de un cuerpo sutil energético
que acompaña su cuerpo físico y porque no, de ser maestros mientras dura su
experiencia vida acá en la tierra y a nuestro lado.
Al igual que nosotros los humanos, nuestras enfermedades son una clara muestra de lo que nuestros otros cuerpos nos quieren decir. Basta con mirar como a través de la enfermedad empezamos a reconocer nuestros caminos y reconocemos nuestra esencia y partiendo de ello, nos paramos en lugares diferentes de aprendizaje para poder cambiar nuestra experiencia vida y aprender de lo vivido.
Muchos decidimos en nuestra experiencia vida vivirlo desde la enfermedad de nuestros compañeros de vida animales, no porque lo escojamos a conciencia, sino porque puede ser un punto dolor más fuerte que nos pueda generar un cambio o una sacudida de la vida que estamos seudo-viviendo.
Los animales al ser seres mucho mas plenos y espiritas mas puros, asumen muchas de las enfermedades que viven sus cuidadores, y por eso en muchas culturas se dice que los animales que nos acompañan son guías espirituales, pero realmente todos enseñan a todos, no solo a una sola persona entre un núcleo familiar.
Muchos aprendemos cuando llegan que somos alérgicos a ellos, y a través de abrirnos en confianza y plenitud de vida, deja de generarnos alergias respiratorias ellos y es por eso que otros nos pueden seguir generando esa alergia respiratoria. Porque no son ellos, somos nosotros. Y si bien acá no es quien se enferma directamente mi perro o gato, si hay un componente de enseñanza a través de ellos para mi vida y mi sanación o al menos mi camino hacia mi sanación emocional y física.